Me desperté con el silencio de tus ojos,
la heredad de los días te pesaba.
Recordabas la natural caída de las hojas en otoño,
cuando las noches se fugaban y se colaba la luz por tu ventana.
No supe distinguir la levedad de la proximidad del olvido,
solo sé, que abrí los ojos una mañana y todo era cenizas,
no me preocupe por recogerlas,
salí de allí y cerré la puerta.
3 comentarios:
Tus letras nos hablan de fluir hacia adelante, dejando atrás apegos y sentires caducos...
Preciosa tu pintura y tus letras, Sede.
Mi abrazo, amiga.
A veces la mejor elecciòn es seguir camino sin mirar atràs
Besos
El poema toda una imagen para sentir el peso del abandono del otro, porque ni le bastaba el estar. UN beso. Carlos
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