A veces, te comportas como polizón quebrando noches.
Caminas con sigilo expectante hacia tu exilio.
Ahuecas el ala y disparas en la oscura recámara.
Mirarte, es como entrar en la prehistoria,
se hace necesario excavar
para encontrar la cuna incipiente.
A veces, te miro, como se mira una pintura ecuestre,
escucho tus relinchos al entrar en el abismo.
Otras veces, eres como un paraíso perdido
que concluye sus días mirando a la nada.
2 comentarios:
El hombre y el reflejo de sus mundos internos es toda una aventura, donde a veces nos perdemos buscando la verdad...
Bellas y mágicas tus metáforas, Sede.
Mi abrazo y feliz domingo.
Indescifrable, a pesar del amor, la correspondencia del lecho. Distante, primitivo. Acaso no somos un producto de la evolución que nos llevó al sapiens y al neardhental?.UN abrazo. carlos
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