SEMILLA
Tus ojos
observan la pared
y una
lágrima atrapada en la garganta
navega
solitaria.
Tus dedos
que conocen
de tactos
se conforman
con sentir
diminutas sensaciones.
Observas la
casa de campo
donde
habitan hormigas enfermas
y allí no
llega
el canto del
gallo.
El viento
es una nube congelada
y el
horizonte un sendero
por donde
huye la memoria.
Los
saltarines ojos de un niño
albergan ilusiones de grillos traviesos.
Tus labios…
conocen la
danza del verbo,
el peso de
la palabra
y la delicadeza de las semillas.