A veces, te comportas como polizón quebrando noches.
Caminas con sigilo expectante hacia tu exilio.
Ahuecas el ala y disparas en la oscura recámara.
Mirarte, es como entrar en la prehistoria,
se hace necesario excavar
para encontrar la cuna incipiente.
A veces, te miro, como se mira una pintura ecuestre,
escucho tus relinchos al entrar en el abismo.
Otras veces, eres como un paraíso perdido
que concluye sus días mirando a la nada.